sábado, 6 de febrero de 2016
Conclusiones de la XXX Asamblea General de la Federación Interfranciscana de España
“Nadie que
mire a tus ojos se aparte jamás sin tu misericordia”
Nos hemos encontrado como familia, como hermanos y hermanas
para reflexionar, trabajar y celebrar.
Juntos hemos reflexionado a la luz de la “carta de San
Francisco a un ministro” y se ha puesto de manifiesto que la Misericordia es
difícil de la misma manera que el amor duele. Que Dios es Misericordia y que
nosotros estamos llamados a ser misericordiosos, que tú y yo hemos optado en
nuestro camino por lo pequeño, lo estrecho y lo difícil.
La difícil Misericordia y la Misericordia difícil
es tal porque apela a las más profundas dimensiones del hombre, porque tiene
muy claro que la norma nunca puede ser superior al hombre y que cuando la ley y
la persona colisionan, es la persona quien posee la supremacía. Es difícil
porque continuamente nos invita al discernimiento como actitud, aunque se
sientan denigrados aquellos que se escudan en la legalidad. Llamémoslo como queramos,
Amor o Misericordia, pero en cualquier caso implica, compromete nuestro hacer
hasta el punto que el hombre y su grito deja en segundo lugar la honorabilidad
de nuestras instituciones.
Como familia damos gracias a Dios por su Iglesia, por un
Francisco papa que ha tenido la valentía de poner el mismo corazón de Dios en
las mismas entrañas del mundo.
Estando unos frente a otros nos hemos dado cuenta que no
podemos permitir que “Misericordia” se convierta en un título mayestático que
llega a sonar a hueco y vacio cuando se le relega a slogan o moda.
Amar implica el deseo de conocer, de reconocer en los ojos
que nos miran a hermanos y hermanas, hijos de un mismo Padre y herederos de un
mismo camino y una misma verdad.
Vamos a abrir canales de información por los que la
comunicación fluya sin dificultad.
Vamos a optar por lo Inter, por ir juntos tú y yo, porque es
mucho más lo que nos une que lo que nos separa.
Queremos dinamismo pero sin estridencias que apaguen el
pábilo vacilante o quiebren la caña cascada.
Queremos ser agradecidos con aquellos hermanos y hermanas
que desde las distintas comisiones y zonas trabajan y encarnan lo interfranciscano.
Queremos usar verbos en nuestro vocabulario tales como
ANIMAR, AFIANZAR, MOTIVAR, porque queremos comprometernos en salir de las
angostas estructuras de la propia pequeñez individual para hacer nuestro el
amplio horizonte de lo común, de lo inter-franciscano, de lo eclesial.
Hemos dicho al principio que hemos reflexionado, trabajado y
celebrado, porque juntos hemos aprendido la gran lección, de que sin la mordaza
del miedo, el “ars moriendi” ha de ser la imagen fiel de un “ars vivendi”, que
corresponde a unas vidas que tan solo son, han sido y quieren ser un canto de
alabanza al Señor de las Misericordias…
Paz y Bien!!
Madrid, 17 de enero de 2016 (Revista Ecclesia)
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