viernes, 28 de julio de 2017

 

LA LECTIO DIVINA EN FRATERNIDAD


La Lectio Divina es un ejercicio de escucha de la Palabra de Dios, de un modo ordenado y orante, método sencillo.. Esta ficha está enfocada a la Lectio comunitaria.


Pistas de la pedagogía de la “Lectio Divina” en comunidad

·         Dos actitudes básicas favorecen la oración con la Palabra de Dios: una actitud pasiva, receptiva y hacernos conscientes de que es Dios mismo quien nos habla (entra en diálogo con nosotros).
·         Ayuda a crear en nosotros silencio, un deseo y voluntad de relajación, de hacer callar, en la medida de lo posible, los afanes, las preocupaciones inmediatas, la tensión emocional que nos domina y que haremos bien aprender a controlar.
·         Es Otro, distinto de nosotros el que se cuela en nuestras vidas. Un “cuerpo extraño” lo llaman algunos. La llegada de otro a nuestras vidas siempre nos descoloca. Hacerle sitios es apostar, arriesgar en la relación.


Realización práctica:

1.      Comenzar haciendo silencio, motivando la importancia de estar juntos como fraternidad en la presencia del Señor que nos reúne y nos regala su Palabra.
2.      Pedir, después, con un canto, con un himno, con un canon, el don y la gracia del Espíritu Santo, verdadero guía y comunicador de la Palabra.
3.      Hacer una lectura reposada del texto bíblico. Dejar un espacio de silencio.
4.      Un miembro de la fraternidad lee en voz alta las notas exegético-espirituales del texto.
5.      Se vuelve a leer el texto antes de la meditación personal.
6.      Meditación personal en silencio, puede hacerse en la capilla o cada uno en un lugar de recogimiento personal (la propia habitación…).
7.      Compartir con los otros la meditación personal a modo de comunicación de vida, no sirve repetir ideas o hacer homilías, hemos de partir de nosotros mismos y nuestras resonancias existenciales, de fe. Entregar a los otros mi propio camino con sus torpezas, sus ambigüedades y sus ganas.
8.      Cuando ya se ha compartido, cada uno puede hacer oraciones que nazcan como fruto de la lectio y la meditación, puede repetirse, a modo de oración, alguno de los versículos del texto o hacer una oración de petición, de alabanza, de acción de gracias o de petición de perdón.
9.      Cada uno recoge un pequeño compromiso, en silencio, para el camino del día a día, fruto del encuentro con la Palabra.
10.  Se concluye con la oración de Padre nuestro, luego la que viene propuesta en el texto u otra.

    Estas pistas os pueden como propuesta de oración, que ha sido tan rica tradición en la Iglesia y recuperada con fuerza después del Concilio Vaticano II en muchos ámbitos de la pastoral de la comunidad cristiana: jóvenes, grupos de oración adultos, comunidades religiosas…      
      


Comentarios:
Me gustaría recordar a la fraternidad de Guadix que también pertenece a nuestra provincia
 

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