sábado, 1 de julio de 2017
LLEGÓ EL FIN...DE CURSO. CEHEGÍN 2017.
FIN DE CURSO
OFS ZONA CARTAGINENSE
Pues llegó el fin de curso, estructuramos
nuestra vida por cursos, es decir, de octubre a junio, dejando el paréntesis
del verano, del estío, de ese calor tórrido que te apelmaza y te deja sin ánimo
de emprender nada. Cómo sudamos ante cualquier actividad en estas fechas.
El Director del Coro de Cámara de
Albacete (actualmente en stand by, en parada técnica), Juan Fernando Cebrian,
se quejaba que éste país llegando el verano se paraliza. Pero visto de fuera es
lógico esta parada, este paréntesis, esta disruptura. Disruptura es cortar un
cable y aproximarlo lo suficiente para que salte la chispa con más fuerza.
Eso hacemos de un curso a otro, la
disruptura que nos hace comenzar el nuevo curso con más fuerza, con más ganas,
con ilusión.
Éste año el fin de curso fue en Cehegín,
en el convento de los frailes franciscanos y con la total entrega de la
fraternidad de la Ofs de Cehegín; con todo el trabajo que supone la
organización de un fin de curso y, además, con el traslado a la vecina Caravaca
para ganarse el jubileo pues éste año es año santo.
No es la primera vez que hacemos
coincidir el fin de curso en Cehegín para aprovechar el año santo, el jubileo,
de Caravaca de la Cruz, ni será la última sí cada siete años es –será- año
jubilar.
Barroco murciano. Convento de San Esteban. |
Pero lo importante no es el sitio, ni el
cómo ni el dónde, aunque influya; lo importante es estar en fraternidad, estar
con los hermanos. Abrazar a los hermanos, contarnos cosas, convivir y hacer
fraternidad, lo demás será adyacente aunque importante.
No importa quién nos dé la formación, no
importa quién sea el asistente, no importa el sitio, no importan los temas;
todos ellos, los responsables de todo esto son fenomenales. Pero dímelo tú ¿qué
es importante en lo franciscano? Somos nosotros cuando nos juntamos, estar
juntos, hacer fraternidad.
Si encuentras a tu hermano y necesita de
ti, ponte a su lado. Sin pedir garantía alguna. Sin ofrecer más que aquello que
del Señor has recibido.
Sí el franciscano está cerca de los
demás, cuando los hermanos se juntan “saltan chispas” de fortaleza, de amor, de
verdadera y santa alegría.
En la forma de vida fraterna, cada
hermano es evangelizado por su hermano y, de la misma fraternidad, recibe la
misión de evangelizar. En la fraternidad se vive, se anuncia y se recibe el mandato
de llevar el Evangelio a todas las criaturas. Es el ámbito donde se vive la fe
recibida.
No somos un conjunto de personas que
hacemos actividades comunes, sino una manera de vivir la fe en Jesucristo. No
somos un grupo cerrado, sino una comunidad abierta que acoge, educa y envía. La
fraternidad no vive para sí misma, sino en permanente vocación misionera. La
fraternidad es el lugar privilegiado para el encuentro con Dios, la verdadera
fraternidad rompe cualquier atadura de egoísmo y ayuda al hermano a vivir esa
libertad del Espíritu que hace de la humanidad entera el objeto de su amor y de
su interes misionero.
Cómo herederos de Francisco y en palabras
de Juan Pablo II, tenemos que reproducir con valor y audacia, la creatividad y
la santidad del fundador como respuesta a los signos de los tiempos que surgen
en el mundo de hoy; sin limitarse a leer los signos sino a pensar y llevar a
cabo nuevos proyectos de evangelización que correspondan a las situaciones
actuales.
Francisco es siempre actual, Francisco es
intemporal, se acerca al hombre y le ofrece el Evangelio vivo. Es la
experiencia de su vida llena de Dios. No un conocimiento meramente histórico,
sino existencial.
Fin de curso, fin de reuniones. Pero no
fin de actividad.
El leño de la Cruz que se conserva en
Caravaca es un símbolo cristiano que representa el contenido del mensaje y
acción de Cristo.
Se trata de una cruz oriental, procedente
de Jerusalén, de una reliquia medieval y patriarcal, custodiada en esta ciudad,
primeramente por la Orden del Temple y posteriormente por la de Santiago, y de
una narración milagrosa de su presencia en el enclave caravaqueño. Es por esto
que se recitaba popularmente por los limosneros desde el siglo XIII el milagro
de la Aparición de la Cruz durante la Misa del sacerdote Chirinos, y así se
escribe en la primera narración escrita y en las posteriores obras sobre la
ciudad: como el misterioso Aparecimiento, destacándose su fuerza protectora y
abarcadora. Su fama de portentosa y milagrosa, y de ser un símbolo especial
atrae a numerosos visitantes.
Fin de curso 2016-2017 Cehegín. Murcia. OFS Zona Cartaginense. |
RENOVANDONOS PARA EL PRÓXIMO CURSO
PAZ Y BIEN
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