domingo, 24 de junio de 2018
¿Por qué a ti, Francisco?
Nuestro Ministro general, en ocasión del 40 aniversario de la aprobación de la regla, nos recuerda que, el Señor nos llamó a una vocación. Libremente dimos un sí, y el Señor a través de hermanos, nos concede la Regla como un regalo. Debemos darle gracias, por habernos llamado y habernos regalado la Fraternidad. Debemos leer y releer la Regla, viviendo sus valores evangélicos, y nos podemos preguntar:
¿Porqué los hombres del Siglo XXI continúan siendo cautivados por el pobrecillo de Asís?.
Nuestra vitalidad Franciscana actual y por todos los siglos, es que, San Francisco fue ante todo, una vuelta al Evangelio como ideal y forma de vida.
SALUDO DEL MINISTRO GENERAL EN OCASIÓN DEL 40º ANIVERSARIO DE LA APROBACIÓN DE LA REGLA DE LA TERCERA ORDEN FRANCISCANA SEGLAR
Carta saludo del Ministro Gral. OFS
Tibor Kauser por el 40 aniversario de la Regla OFS
Roma, 24 de junio, 2018 Natividad de San Juan Bautista
Prot. n. 3080
¡Queridas hermanas y queridos hermanos!
¡Qué el Señor les dé su paz!
Este año celebramos el 40 aniversario de la Regla de la Orden Franciscana Seglar, aprobada por el Beato Papa Pablo VI el 24 de junio de 1978, con su carta "Seraphicus Patriarcha". Este es el momento adecuado para preguntarse: ¿Qué es la Regla para mí en mi vida personal? ¿Qué es la Regla para nosotros, como Fraternidad internacional, en todos los niveles? ¿Qué significa para nosotros "celebrar este aniversario", celebrar la Regla?
La Regla es un precepto de vida para nosotros, franciscanos seglares, pero también es un documento de gran inspiración para los miembros de la JuFra, si quieren seguir a Cristo siguiendo los pasos de San Francisco. Entonces les envío esta carta no solo a las hermanas y los hermanos de la Orden Franciscana Seglar, sino también a los jóvenes hermanos y hermanas de la JuFra.
Permítanme empezar con una reflexión personal: para mí la Regla es un regalo, una llamada, una inspiración y un instrumento.
Un Regalo
En primer lugar, la Regla de la Orden Franciscana Seglar es un tesoro, un regalo de Dios, que muestra cuán grande es el amor de Dios y de la Iglesia para la Orden Franciscana Seglar. Es algo que no se puede comprar ni merecer. Como nos dijo San Juan Pablo II: "es un verdadero tesoro en sus manos, está de acuerdo con el espíritu del Concilio Vaticano II y responde a lo que la Iglesia espera de ustedes"1. Así tenemos que dar las gracias por este don, dar la gracia a Dios y a la Iglesia.
Como cualquier regalo, esto también, de una manera u otra, lleva la marca de quien lo dio, mostrándonos cómo Dios quiere que vivamos una vida bella y rica. Cada artículo de la Regla refleja la riqueza infinita de Dios, es como una joya que resalta los diferentes aspectos de nuestra
1 Discorso di San Papa Giovanni Paolo II ai membri del Consiglio Generale dell’OFS, 27 settembre 1982.
identidad y nuestra vida. Ahora que celebramos el 40 aniversario de nuestra Regla, debemos
recordar que no celebramos el regalo en sí mismo, sino él que nos lo dio, que es Dios. Por lo
tanto, vivamos esta celebración con un corazón que da las gracias a Dios y démosle las gracias
con nuestra oración, nuestro amor, toda nuestra vida.
Una llamada, una invitación
"El Señor continúa llamando a los otros que vivan con él y que lo sigan para una relación particularmente estrecha. Sigue llamando a los otros para seguirlo directamente. Si él nos permite entender que nos está llamando para consagrarnos totalmente a su reino, ¡entonces no deberíamos tener miedo! Es hermoso -- y una gran gracia -- estar completamente, y para siempre, consagrados a Dios y al servicio de nuestros hermanos y hermanas".2
Esta llamada se refleja en la Regla, y debemos responder a esta llamada con generosidad, sin miedo. Dios nos llama como somos. Somos imperfectos y débiles, pero no importa, ¡no debemos ser sordos ni ciegos! Sabemos como "el glorioso confesor de Cristo, San Francisco, institutor de esta Orden, mostrando al mismo tiempo con la palabra y el ejemplo el camino para acceder al Señor, educó a sus hijos sobre la sinceridad de esta misma fe y les ordenó que la profesaran, que la mantuvieran siempre firme y que la expresaran con las obras, para que, caminando de manera saludable por sus sendas, merecieran la felicidad eterna al final de la peregrinación terrenal".3
Esta llamada de Dios ha sido insertada en nuestra Regla: "sean poseedores de la bienaventuranza eterna", ¡sean Santos! ¡Vivan de una manera que los lleve a la santidad! ¡Observen la Regla que les ayuda a seguir a Cristo en cada momento y aspecto de su vida! "La dignidad de los laicos fieles se revela en plenitud si se considera la vocación primera y fundamental, que el Padre en Jesucristo mediante el Espíritu Santo pide a cada uno de ellos: la vocación a la santidad, es decir, la perfección del amor ... Es más urgente hoy que todos los cristianos retoman el camino de la renovación evangélica, acogiendo generosamente la invitación apostólica que ‘sean santos en toda conducta’ (1 Pedro 1:15). ... La vocación de los laicos fieles a la santidad implica que la vida, según el Espíritu, se exprese de una manera particular en su inserción en las realidades temporales y en su participación en las actividades terrenas"4 ... Esta llamada a la santidad requiere una respuesta afirmativa. La llamada verdadera de Dios requiere nuestra respuesta verdadera y positiva. Seamos aquellos que transmiten esta llamada de Dios a los demás, llamemos a los demás a Dios, para que "recuerden nuestra invitación en buen tiempo, y cuantos más podrían adquirir la santidad cristiana".5
Un documento inspirador
Nuestra Regla no es solo un texto normativo o legislativo, sino también (y sobretodo) un texto espiritual. Se debe leer a menudo, no solo porque tenemos que mantener las normas o recitar las oraciones ya escritas, sino también y sobretodo porque es nuestro tesoro, que nos ayuda a realizar nuestra vocación. ¡Debe inspirarnos! Nosotros, franciscanos seglares, tenemos todo en
2 Mensaje por Papa Francisco para la 55 Jornada Mundial sobre la oración para las vocaciones 2018. 3 Supra Montem, Papa Nicolás IV, 18 agosto 1289.
4 Chritifideles Laici 16-17.
5 Misericors Dei Filius, Papa León XIII, 30 mayo 1883.
Una llamada, una invitación
"El Señor continúa llamando a los otros que vivan con él y que lo sigan para una relación particularmente estrecha. Sigue llamando a los otros para seguirlo directamente. Si él nos permite entender que nos está llamando para consagrarnos totalmente a su reino, ¡entonces no deberíamos tener miedo! Es hermoso -- y una gran gracia -- estar completamente, y para siempre, consagrados a Dios y al servicio de nuestros hermanos y hermanas".2
Esta llamada se refleja en la Regla, y debemos responder a esta llamada con generosidad, sin miedo. Dios nos llama como somos. Somos imperfectos y débiles, pero no importa, ¡no debemos ser sordos ni ciegos! Sabemos como "el glorioso confesor de Cristo, San Francisco, institutor de esta Orden, mostrando al mismo tiempo con la palabra y el ejemplo el camino para acceder al Señor, educó a sus hijos sobre la sinceridad de esta misma fe y les ordenó que la profesaran, que la mantuvieran siempre firme y que la expresaran con las obras, para que, caminando de manera saludable por sus sendas, merecieran la felicidad eterna al final de la peregrinación terrenal".3
Esta llamada de Dios ha sido insertada en nuestra Regla: "sean poseedores de la bienaventuranza eterna", ¡sean Santos! ¡Vivan de una manera que los lleve a la santidad! ¡Observen la Regla que les ayuda a seguir a Cristo en cada momento y aspecto de su vida! "La dignidad de los laicos fieles se revela en plenitud si se considera la vocación primera y fundamental, que el Padre en Jesucristo mediante el Espíritu Santo pide a cada uno de ellos: la vocación a la santidad, es decir, la perfección del amor ... Es más urgente hoy que todos los cristianos retoman el camino de la renovación evangélica, acogiendo generosamente la invitación apostólica que ‘sean santos en toda conducta’ (1 Pedro 1:15). ... La vocación de los laicos fieles a la santidad implica que la vida, según el Espíritu, se exprese de una manera particular en su inserción en las realidades temporales y en su participación en las actividades terrenas"4 ... Esta llamada a la santidad requiere una respuesta afirmativa. La llamada verdadera de Dios requiere nuestra respuesta verdadera y positiva. Seamos aquellos que transmiten esta llamada de Dios a los demás, llamemos a los demás a Dios, para que "recuerden nuestra invitación en buen tiempo, y cuantos más podrían adquirir la santidad cristiana".5
Un documento inspirador
Nuestra Regla no es solo un texto normativo o legislativo, sino también (y sobretodo) un texto espiritual. Se debe leer a menudo, no solo porque tenemos que mantener las normas o recitar las oraciones ya escritas, sino también y sobretodo porque es nuestro tesoro, que nos ayuda a realizar nuestra vocación. ¡Debe inspirarnos! Nosotros, franciscanos seglares, tenemos todo en
2 Mensaje por Papa Francisco para la 55 Jornada Mundial sobre la oración para las vocaciones 2018. 3 Supra Montem, Papa Nicolás IV, 18 agosto 1289.
4 Chritifideles Laici 16-17.
5 Misericors Dei Filius, Papa León XIII, 30 mayo 1883.
nuestra Regla que puede darnos la inspiración necesaria para recorrer el camino de nuestro viaje
vocacional.
El celebrar nuestra Regla es hacerla vivir, solo así seremos fieles a la propuesta de Jesús, que nos invita a amarnos cada uno como hermanos. Francisco de Asís nos dio el ejemplo de la gracia de la conversión como un gran regalo que nos compromete que sigamos el camino franciscano con coraje y amor. Nuestra Regla, que es verdaderamente franciscana, nos ayuda a descubrir cómo vivir nuestra vocación cada día, como debe ser nuestra vida cotidiana. No somos "los franciscanos dominicales" ni "los franciscanos de la tarde". La Regla debe inspirarnos cada momento de nuestra vida, para convertirnos en comportamiento y como rutina.
Dado que los hermanos y hermanas religiosos usan un hábito, nosotros también debemos tener un hábito, que nos caracteriza, que nos hace visibles y reconocibles. Pero este vestido no es visible. No tenemos un vestido hecho a medida. Nuestro comportamiento, la manera en que vivimos nuestra vida en la familia, en la Iglesia, en la fraternidad, en el trabajo o durante el tiempo libre, debe ser nuestro hábito. Nuestro hábito debe ser nuestra bondad, nuestro amor visible a Dios y a los demás, nuestra disposición a servir, nuestra forma de vida sencilla, nuestra libertad verdadera como hijos de Dios. Nuestro hábito debe ser nuestra oración, nuestra vida sacramental, nuestro compromiso a la Orden y a la fraternidad. Nuestro hábito es nuestra forma de vida franciscana, que vivimos "del Evangelio a la vida y de la vida al Evangelio".6
La vida de un franciscano seglar no es una vida uniforme. Somos diferentes. Tenemos que levantar la cabeza, abrir los ojos y mirar a nuestro alrededor: ¡qué hermosa y rica es esta vida que Dios nos ofrece para vivir de acuerdo con nuestra vocación! Les invito a todos que descubran sus talentos y que se inspiren de la Regla de cómo se debe vivir su vida diaria. ¡Descubramos la riqueza de Dios, la riqueza de nuestra vocación! Algunos de nosotros nos sentimos más cerca a unos artículos de la Regla que a otros; mientras otros nos sentimos más cerca a otros artículos. Para algunos de nosotros, algunos artículos parecen ser más fáciles de vivir que otros. Sí, la Regla no quiere conformarnos, sino unirnos dentro de la diversidad.
Salgan afuera y descubran cómo pueden vivir su vocación en la Iglesia, en la sociedad, entre los pobres, entre los necesitados, entre nuestros queridos en la familia, al trabajo, en la fraternidad, durante el tiempo libre, de diferentes maneras reflexionando sobre el mismo carisma y la misma vocación. ¡Inspírense para poder inspirar a los otros!
Un instrumento que ayuda para la vida cotidiana
La Regla es un texto sin sentido si no la transformamos en la vida. Tenemos que usarla. "Ser discípulo significa tener la disposición permanente de llevar el amor de Jesús a los demás y esto ocurre espontáneamente en cualquier lugar, en el camino, en la plaza, al trabajo, en una calle"7. Ciertamente, la Regla tiene regulaciones muy concretas, porque nos enfrentamos a situaciones muy reales en nuestra vida diaria, así podemos viajar por el camino correcto. "La Iglesia la ofrece como una norma de vida".8
6 Regla OFS 4.
7 Evangelii Gaudium 127.
8 Carta de los cuatro Ministros generales con motivo de la aprobación de la Regla
El celebrar nuestra Regla es hacerla vivir, solo así seremos fieles a la propuesta de Jesús, que nos invita a amarnos cada uno como hermanos. Francisco de Asís nos dio el ejemplo de la gracia de la conversión como un gran regalo que nos compromete que sigamos el camino franciscano con coraje y amor. Nuestra Regla, que es verdaderamente franciscana, nos ayuda a descubrir cómo vivir nuestra vocación cada día, como debe ser nuestra vida cotidiana. No somos "los franciscanos dominicales" ni "los franciscanos de la tarde". La Regla debe inspirarnos cada momento de nuestra vida, para convertirnos en comportamiento y como rutina.
Dado que los hermanos y hermanas religiosos usan un hábito, nosotros también debemos tener un hábito, que nos caracteriza, que nos hace visibles y reconocibles. Pero este vestido no es visible. No tenemos un vestido hecho a medida. Nuestro comportamiento, la manera en que vivimos nuestra vida en la familia, en la Iglesia, en la fraternidad, en el trabajo o durante el tiempo libre, debe ser nuestro hábito. Nuestro hábito debe ser nuestra bondad, nuestro amor visible a Dios y a los demás, nuestra disposición a servir, nuestra forma de vida sencilla, nuestra libertad verdadera como hijos de Dios. Nuestro hábito debe ser nuestra oración, nuestra vida sacramental, nuestro compromiso a la Orden y a la fraternidad. Nuestro hábito es nuestra forma de vida franciscana, que vivimos "del Evangelio a la vida y de la vida al Evangelio".6
La vida de un franciscano seglar no es una vida uniforme. Somos diferentes. Tenemos que levantar la cabeza, abrir los ojos y mirar a nuestro alrededor: ¡qué hermosa y rica es esta vida que Dios nos ofrece para vivir de acuerdo con nuestra vocación! Les invito a todos que descubran sus talentos y que se inspiren de la Regla de cómo se debe vivir su vida diaria. ¡Descubramos la riqueza de Dios, la riqueza de nuestra vocación! Algunos de nosotros nos sentimos más cerca a unos artículos de la Regla que a otros; mientras otros nos sentimos más cerca a otros artículos. Para algunos de nosotros, algunos artículos parecen ser más fáciles de vivir que otros. Sí, la Regla no quiere conformarnos, sino unirnos dentro de la diversidad.
Salgan afuera y descubran cómo pueden vivir su vocación en la Iglesia, en la sociedad, entre los pobres, entre los necesitados, entre nuestros queridos en la familia, al trabajo, en la fraternidad, durante el tiempo libre, de diferentes maneras reflexionando sobre el mismo carisma y la misma vocación. ¡Inspírense para poder inspirar a los otros!
Un instrumento que ayuda para la vida cotidiana
La Regla es un texto sin sentido si no la transformamos en la vida. Tenemos que usarla. "Ser discípulo significa tener la disposición permanente de llevar el amor de Jesús a los demás y esto ocurre espontáneamente en cualquier lugar, en el camino, en la plaza, al trabajo, en una calle"7. Ciertamente, la Regla tiene regulaciones muy concretas, porque nos enfrentamos a situaciones muy reales en nuestra vida diaria, así podemos viajar por el camino correcto. "La Iglesia la ofrece como una norma de vida".8
6 Regla OFS 4.
7 Evangelii Gaudium 127.
8 Carta de los cuatro Ministros generales con motivo de la aprobación de la Regla
En inglés, la palabra "regla (rule)" es la raíz de la palabra "regla (ruler)", una herramienta para
estudiantes, escolares, profesores, ingenieros, arquitectos y diseñadores. Déjenme darles un
ejemplo: la regla es como una regla, pueden dibujar una línea recta solo con esta. Pero el
objetivo no es dibujar una línea recta. El objetivo es tener un diseño, un plan de una casa, que
se construirá y será un hogar para alguien.
La Regla no es un objetivo en sí mismo. Sabiendo esto, el objetivo no es la aplicación a los detalles de sus artículos. Por el contrario, el objetivo es llegar a ser santos, mostrar el amor de Dios al mundo, mejorar la vida de los demás, acercarse a Dios y acercar a los demás a Dios. La Regla es como una regla, un instrumento para nosotros, que nos ayuda a ser Santos, que nos ayuda a mantener la línea recta, incluso cuando tenemos dificultades en la vida, cuando perdemos la dirección de nuestra vista. En este sentido, la regla es un instrumento. Es algo que siempre está a mano, a lo que siempre podemos recurrir.
Las palabras de la Regla deben ponerse en práctica y nuestra práctica se debe verificar y evaluar a la luz de la Regla. Debemos usarla, leerla a menudo y con cuidado, hablar de ella entre nosotros y con los demás, vivir de acuerdo con sus valores, "porque los valores que contiene son eminentemente evangélicos".9 Y de la misma manera, también debemos ser buenas herramientas en las manos de Dios. Debemos estar disponibles para que Dios nos use como instrumentos, instrumentos de la paz, la alegría y el amor de Dios.
Belleza y alegría
Como un manantial en un bosque verde, una nueva vida siempre brota de la Regla. Ha sido así por siglos. Sin embargo, los años pasan y el carisma franciscano sigue siendo el mismo. Sigue siendo válido y debe vivirse más que nunca. Como escribió el Beato Papa Pablo VI: "Estamos felices de que el ‘Carisma Franciscano’ sea hoy una fortaleza para el bien de la Iglesia y de la comunidad humana, a pesar de la infiltración de las doctrinas y las tendencias que alienan a las personas de Dios y del sobrenatural. Con una iniciativa digna de elogio y con acuerdo común, las cuatro familias franciscanas han trabajado durante diez años para preparar una nueva Regla para la Tercera Orden Franciscana Seglar, o como se llama ahora, la Orden Franciscana Seglar. Esto fue necesario debido a las condiciones de los tiempos que cambian y de la enseñanza y del ánimo que les dio el Concilio Vaticano II ".10
Han pasado más de 800 años, pero la belleza y la alegría de la vida franciscana son siempre las mismas. Han pasado 40 años de estas frases del Papa Pablo VI, pero la belleza y la alegría de la Regla no se han desvanecido. Podemos hablar de la belleza porque la vida, a la que somos llamados e inspirados por la Regla, es hermosa. Todos los aspectos - la oración, la contemplación, la lectura del Evangelio, la vida familiar, el trabajo y muchos otros - reflejan la belleza de la vida inspirada por Dios y vivida por San Francisco, dándonos un ejemplo. Y también podemos hablar de la alegría, porque las virtudes de la Regla, como la sencillez, la obediencia, la justicia, el espíritu fraterno, nos dan una vida alegre. Si ponemos estas virtudes en nuestra práctica diariamente, experimentaremos la alegría del Evangelio.
La Regla será una fuente que refrescará la vida en nuestras fraternidades, que también tiene un papel "para abrir en ellas como un gimnasio, donde se ejerce la vida cristiana con mayor
9 Discurso del Papa Juan Pablo II a los miembros del Consejo General de la OFS, el 27 de septiembre de 1982. 10 Seraphicus Patriarcha, Papa Paul VI, 24 de junio 1978.
La Regla no es un objetivo en sí mismo. Sabiendo esto, el objetivo no es la aplicación a los detalles de sus artículos. Por el contrario, el objetivo es llegar a ser santos, mostrar el amor de Dios al mundo, mejorar la vida de los demás, acercarse a Dios y acercar a los demás a Dios. La Regla es como una regla, un instrumento para nosotros, que nos ayuda a ser Santos, que nos ayuda a mantener la línea recta, incluso cuando tenemos dificultades en la vida, cuando perdemos la dirección de nuestra vista. En este sentido, la regla es un instrumento. Es algo que siempre está a mano, a lo que siempre podemos recurrir.
Las palabras de la Regla deben ponerse en práctica y nuestra práctica se debe verificar y evaluar a la luz de la Regla. Debemos usarla, leerla a menudo y con cuidado, hablar de ella entre nosotros y con los demás, vivir de acuerdo con sus valores, "porque los valores que contiene son eminentemente evangélicos".9 Y de la misma manera, también debemos ser buenas herramientas en las manos de Dios. Debemos estar disponibles para que Dios nos use como instrumentos, instrumentos de la paz, la alegría y el amor de Dios.
Belleza y alegría
Como un manantial en un bosque verde, una nueva vida siempre brota de la Regla. Ha sido así por siglos. Sin embargo, los años pasan y el carisma franciscano sigue siendo el mismo. Sigue siendo válido y debe vivirse más que nunca. Como escribió el Beato Papa Pablo VI: "Estamos felices de que el ‘Carisma Franciscano’ sea hoy una fortaleza para el bien de la Iglesia y de la comunidad humana, a pesar de la infiltración de las doctrinas y las tendencias que alienan a las personas de Dios y del sobrenatural. Con una iniciativa digna de elogio y con acuerdo común, las cuatro familias franciscanas han trabajado durante diez años para preparar una nueva Regla para la Tercera Orden Franciscana Seglar, o como se llama ahora, la Orden Franciscana Seglar. Esto fue necesario debido a las condiciones de los tiempos que cambian y de la enseñanza y del ánimo que les dio el Concilio Vaticano II ".10
Han pasado más de 800 años, pero la belleza y la alegría de la vida franciscana son siempre las mismas. Han pasado 40 años de estas frases del Papa Pablo VI, pero la belleza y la alegría de la Regla no se han desvanecido. Podemos hablar de la belleza porque la vida, a la que somos llamados e inspirados por la Regla, es hermosa. Todos los aspectos - la oración, la contemplación, la lectura del Evangelio, la vida familiar, el trabajo y muchos otros - reflejan la belleza de la vida inspirada por Dios y vivida por San Francisco, dándonos un ejemplo. Y también podemos hablar de la alegría, porque las virtudes de la Regla, como la sencillez, la obediencia, la justicia, el espíritu fraterno, nos dan una vida alegre. Si ponemos estas virtudes en nuestra práctica diariamente, experimentaremos la alegría del Evangelio.
La Regla será una fuente que refrescará la vida en nuestras fraternidades, que también tiene un papel "para abrir en ellas como un gimnasio, donde se ejerce la vida cristiana con mayor
9 Discurso del Papa Juan Pablo II a los miembros del Consejo General de la OFS, el 27 de septiembre de 1982. 10 Seraphicus Patriarcha, Papa Paul VI, 24 de junio 1978.
diligencia".11 Estas fraternidades son un hogar y un lugar "para estudiar, amar y vivir la
Regla".12 Vivir nuestra vocación y cumplir nuestra llamada misionera que vayamos al mundo
se pueden alentar experimentando la belleza y la alegría de nuestra vocación, que se reflejan en
nuestra Regla, y debemos compartir esta belleza y esta alegría. Les invito y les aliento a todos
ustedes: ¡salgan y compartan esta belleza y alegría! El mensaje cristiano auténtico no proviene
de los libros. Va de persona a persona. Su testimonio, nuestro testimonio, es esencial para la
renovación de nuestra Orden y de toda la Iglesia. Cada vez que leemos la Regla y decidimos
vivir o actuar en consecuencia (de esa), damos un paso adelante para realizar esta vocación y
esta misión.
Créditos
Debemos recordar a aquellos que trabajaron tan duro para esta renovación de la Regla, lo que también significó una renovación de la Orden. Recordemos a esas hermanas y esos hermanos, que iniciaron esta renovación, en primer lugar, Manuela Mattioli, que fue la primera Ministra general de la OFS, los Ministros generales de la primera y de la tercera orden franciscana, que siempre han apoyado este trabajo con oración, dedicación, tiempo y recursos. Debemos agradecer a aquellos hermanos y hermanas que han trabajado sobre el texto de la Regla, y también a los que ayudaron a asegurar que llegara a todas las hermanas y a todos los hermanos: los traductores, los secretarios, los ministros de los diferentes niveles de la Orden. Debemos recordar de cómo querían "buscar las formas de unidad y armonía fraterna a través del diálogo".13 Este diálogo se desarrolló en un texto maravilloso, lleno de la inspiración del Espíritu Santo.
Conclusión
En la Biblia, cuarenta años a menudo significaba un período de tiempo que separaba dos épocas distintas. Rezo que estos cuarenta años que nos han precedido sirvan como un momento de renovación, como el comienzo de un período en el que, tanto la Orden única, como las hermanas y los hermanos individuales vivirán su identidad con más sinceridad, que sigan su vocación más comprometida y que cumplan su misión en la Iglesia y en el mundo de una manera más visible, día tras día, "con ese cambio radical interno que el evangelio llama la conversión".14 Rezo que este año sea un año de renovación y que esta celebración pueda ayudarnos a todos a comprender mejor nuestra Regla para que podamos vivir nuestra vocación de una manera más auténtica y fiel.
"Y le pido a Dios que él mismo, que es omnipotente, trino y uno, les bendiga a todos los que enseñan, aprenden, vigilan, retienen de corazón y practican estas cosas cada vez que recuerdan y hacen las cosas que fueron escritas en ésa para la salvación de nuestra alma. Y les suplico a todos, besándoles los pies, que los amen mucho, que los guarden y que los protejan".15
Con mi más profundo amor fraternal por todos ustedes, Su ministro y hermano,
11 Misericors Dei Filius, Papa León XIII, 30 maggio 1883.
12 Discurso del Papa Juan Pablo II a los miembros del Consejo General de la OFS, el 27 de septiembre de 1982. 13 Regla OFS 19.
14 Regla OFS 7.
15 RNB XXIV.
Créditos
Debemos recordar a aquellos que trabajaron tan duro para esta renovación de la Regla, lo que también significó una renovación de la Orden. Recordemos a esas hermanas y esos hermanos, que iniciaron esta renovación, en primer lugar, Manuela Mattioli, que fue la primera Ministra general de la OFS, los Ministros generales de la primera y de la tercera orden franciscana, que siempre han apoyado este trabajo con oración, dedicación, tiempo y recursos. Debemos agradecer a aquellos hermanos y hermanas que han trabajado sobre el texto de la Regla, y también a los que ayudaron a asegurar que llegara a todas las hermanas y a todos los hermanos: los traductores, los secretarios, los ministros de los diferentes niveles de la Orden. Debemos recordar de cómo querían "buscar las formas de unidad y armonía fraterna a través del diálogo".13 Este diálogo se desarrolló en un texto maravilloso, lleno de la inspiración del Espíritu Santo.
Conclusión
En la Biblia, cuarenta años a menudo significaba un período de tiempo que separaba dos épocas distintas. Rezo que estos cuarenta años que nos han precedido sirvan como un momento de renovación, como el comienzo de un período en el que, tanto la Orden única, como las hermanas y los hermanos individuales vivirán su identidad con más sinceridad, que sigan su vocación más comprometida y que cumplan su misión en la Iglesia y en el mundo de una manera más visible, día tras día, "con ese cambio radical interno que el evangelio llama la conversión".14 Rezo que este año sea un año de renovación y que esta celebración pueda ayudarnos a todos a comprender mejor nuestra Regla para que podamos vivir nuestra vocación de una manera más auténtica y fiel.
"Y le pido a Dios que él mismo, que es omnipotente, trino y uno, les bendiga a todos los que enseñan, aprenden, vigilan, retienen de corazón y practican estas cosas cada vez que recuerdan y hacen las cosas que fueron escritas en ésa para la salvación de nuestra alma. Y les suplico a todos, besándoles los pies, que los amen mucho, que los guarden y que los protejan".15
Con mi más profundo amor fraternal por todos ustedes, Su ministro y hermano,
11 Misericors Dei Filius, Papa León XIII, 30 maggio 1883.
12 Discurso del Papa Juan Pablo II a los miembros del Consejo General de la OFS, el 27 de septiembre de 1982. 13 Regla OFS 19.
14 Regla OFS 7.
15 RNB XXIV.
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